sábado, 13 de julio de 2013

Dia 11: Madridejos - La Guardia

Madridejos - La Guardia (38 km)
Suena otra vez el despertador, la melodía de que un nuevo día va a comenzar. Nuestro desayuno consta de unos zumos que nos regalaron, los cuales nos dieron algo de energía hasta llegar a una cafetería donde desayunaríamos.

Al salir de Andalucía se nota una diferencia en el clima, aunque los días sigan siendo calurosos, por las mañanas hace algo de frío y refresca bastante, pero lo dicho, eso es bueno porque mejora nuestra caminata, hace que andemos algo más rápidos y vayamos a mejor ritmo.

Hoy nuestra compañera Leo (nuestra mamá) ha pasado una mala jugada, caminando se le han montado los tendones y no veáis como duele eso. Así que avisamos a nuestros otros compañeros que estaban de descanso para que pudieran recogerla y darle algún tratamiento para eso. Ella es fuerte y sé al igual que muchas más personas que se recuperará enseguida y con buena marcha seguirá y nos acompañará hasta el final... como una buena madre que es. :)

Ese descanso con el que estuvimos con ella esperando a los demás, lo aprovechamos para tomarnos un bocadillo de venado, que estaba buenísimo (sé que era temprano para un bocadillo así, pero el hambre no tiene hora).

Cuando acabamos y nuestros compañeros llegaron a buscarla, nosotros nos preparamos para seguir y bueno, tuvimos que pasar por un sembrado, recorrer por el otro lado y la vía de camino era todo de pequeñas piedrecitas (chinos) que molestaban un poco pero se podía seguir perfectamente.

Como no, he de decir puesto a que estábamos en la Mancha que se veían más molinos o gigantes como diría Don Quijote, pero éstos no hacían nada, así que no había nada que temer.

Después de un rato andando, se nos cortó la vía y teníamos que saltar una valla, pero nos dimos cuenta de que estábamos atrapados en un parking vallado, por lo tanto, otro salto más pero esta vez, sería saltar la cancela, es decir, la puerta.


Como al lado había una gasolinera, pensamos en pillarnos ya de paso unas botellas de agua y alguna bebida para hidratarnos. Hay una parte graciosa, cuando entro dentro y pido las bebida, el hombre mirándome de arriba a abajo (por la camiseta de Stop Desahucios, el chaleco y todo lo demás) me preguntó que a donde iba y que si iba a realizar el Camino de Santiago. Yo le respondí que no, que esto era una marcha por la vivienda y por nuestra dignidad y que veníamos de Córdoba y nos dirigíamos hacia Bruselas a entregar un escrito. Entonces, el pobre hombre se me quedó mirando sorprendido con una expresión de asombro y me dijo: "Ostias!! en serio?" Parecía que le costase creérselo, pero tenía que hacerlo o sino, ¿qué hacía yo ahí, negra como el carbón, pasando calor con el chaleco reflectante y comprando agua?. Me hace gracia cuando gente así, se quedan tan estupefactos, pero esta es la realidad.

Volvimos a tomar nuestro camino que nos llevaría a Tembleque, un pueblo cerca a unos 10 kilómetros de nuestra siguiente estancia. Ahí preguntamos que para donde debíamos continuar y nos dieron una ruta equivocada o estaba bien sólo el principio. Cuando pasamos por una finca cercana, decidimos volver a preguntar para asegurarnos de que íbamos bien, el hombre que era campechano y nos ayudó amablemente, nos comentó que había una forma de atajar y no complicarse tanto.

Y claro que se atajó, aunque tuvimos que comernos un campo de sembrado y encima de ajos (vaya olorcito), luego tuvimos que cruzar unas vías del tren y ahí decidimos descansar un rato, pero no encima de las vías sino al lado. Pues bueno, mientras bebíamos agua y hablamos, pasó un tren y menos mal que Antonio me empujo para atrás, porque nadie de los tres nos dimos cuenta, no nos ha pasado nada por suerte pero para que veáis que hay que tener cuidado.

Los chalecos que llevábamos puestos hacían que pasáramos mas calor y sudáramos más, parecíamos pollos asándonos, sólo que nosotros no dábamos vueltas mientras nos asaban.

El sol apretaba y se nos había acabado el agua, además de que aún quedaba todavía unos 10 kilómetros, seguíamos por un camino que estaba al lado de la autovía y de los campos de cosechas. Nuestro compañero Eugenio ya empezaba a encontrarse mal a causa del bochorno que hacía, ya se sabe que cuando aprieta demasiado, se empieza con pequeños dolores de cabeza y algunos pequeños mareos.


Después de media hora por esas veredas, la policía local de La Guardia (una chica majísima, que se ha comportado estupendamente con nosotros, gracias) nos recogió y nos llevo hasta el Polideportivo donde nos reuniríamos con nuestros compañeros.


El alcalde fue a vernos y a recibirnos. Una sorpresa de ese día fue que la familia de Richard fueron a visitarlo, su expresión rebozaba felicidad por todas partes, tiene unas niñas preciosas que hacen que me recuerden a mis hermanas, simpatiquísimas, amables, cariñosas y bueno, unas bellísimas muchachas que han salido a sus padres, belleza de su madre y fuerza y valentía de su padre.


Eugenio empezó a encontrarse peor, así que tuvimos que llamar a la muchacha que era la policía local que vino para auxiliarlo un poco y ver como estaba. Luego más tarde llego una enfermera que lo socorrió, afortunadamente no era nada grave ,todo era a consecuencia de la calor.

Más tarde vino una parte mala pero que a la misma vez sirvió de mucho o amenos para fortalecernos. Tuvimos una discusión entre los compañeros, había piques y bueno, lo mejor que hicimos fue realizar una pequeña especie de asamblea los seis, hablar de lo que nos impedía proseguir en el compañerismo y solucionar los problemas. Lágrimas por aquí, por allí... difícil consolar a tanta gente a la vez, lloraban hasta las niñas de Richard, así que no veáis si ha servido la terapia de hablar y dialogar.

Una vez finalizada nuestra charla, nos despedimos de la familia de Richard y nos pusimos a cenar para acostarnos temprano.

Antes de cenar, llegaron unos chavales jóvenes de unos 20-24 años aproximadamente que nos dieron su apoyo y que queremos agradecer desde aquí, unos chavales que a través de su música reivindican también el problema de la situación en la que estamos. Gracias!

Cenamos, algunos nos duchamos, otros no porque el agua estaba helada y no había caliente y luego nos acostamos para el día de mañana.

Pero otro grupo de chavales de entre los 10-15 años, se ve que se aburrirían y no tuvieron otra cosa que hacer que molestars mientras algunos de mis compañeros descansaban. Las puertas del polideportivo eran complicadas para cerrarlas, entonces entraron pero tuvimos que echarlos porque estaban de guasa y molestaban con sus bromas, sé que no era mala intención pero tenían que entender que nosotros estábamos agotados y necesitábamos reposo. Cuando salieron, se dedicaron a tirar piedras contra la fachada y un compañero tuvo que salir para llamar la atención, hasta que no paso media hora, no pudimos conciliar el sueño. Pero ya después, aunque fue poco, pudimos intentar descansar algo.

Nazareth Córdoba.

Fotos de la jornada:

No hay comentarios:

Publicar un comentario